¿Cómo afecta el TDAH a la familia y en la escuela? Entrevista a Isabel Orjales (elbebe.com)
En España, aproximadamente 300.000 niños están afectados por el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH). Entrevistamos a Isabel Orjales, doctora en pedagogía y profesora de Psicología Evolutiva y de la Educación en la Facultad de Psicología de la UNED, que nos desvela las claves de los efectos del TDAH en la familia y la escuela. Para esta especialista, los padres sienten una enorme presión cuando su hijo presenta síntomas de tdah y para los niños con este trastorno neurológico, los deberes son una verdadera pesadilla en el colegio.
Pregunta: Si un padre sospecha que su hijo tiene TDAH, ¿a dónde debe acudir?
Respuesta: Necesitará que a su hijo le hagan una valoración médica y otra psicoeducativa. Los padres también deben tomar conciencia de que, aunque el diagnóstico tarde por dificultades administrativas o porque el trastorno todavía no esté claro, deberán buscar intervención psicoeducativa para mejorar los síntomas y solucionar los problemas concretos que presente el niño en ese momento.
Por lo tanto, yo recomendaría que se informen en una de las muchas Asociaciones de Padres de niños con TDAH de su provincia sobre el procedimiento que han seguido otros padres, pero también que informen al equipo de orientación de su centro educativo y a su pediatra.
En principio, por este orden, porque los primeros le darán información sobre a dónde acudir y el colegio le dará la información que el médico va a necesitar cuando realice un historial del niño.
P: ¿Cómo debe ser la actitud de los padres ante un niño con TDAH?
R: Los padres deben tener conciencia de que tendrán que educar a un niño desconcertante porque será inteligente y cariñoso, pero también más inmaduro en todo lo que se refiera a las funciones asociadas al lóbulo frontal.
Un niño hasta 3 años podrá parecer menor en su capacidad para controlarse físicamente (más hiperactivo o impulsivo) y controlarse emocionalmente (exteriorizará más sus emociones, las positivas y negativas). Pero, el niño con TDAH también se cansará antes en tareas que requieran atención sostenida, le costará mucho automatizar las rutinas diarias, perderá cosas, tendrá más olvidos, etc.
Los padres deberán pues, ser pacientes, ajustar sus demandas a la capacidad real de niño (para ello necesitarán apoyo de un profesional), plantearse objetivos concretos y tener una actitud vital y positiva ayudándoles a destacar sus logros. Pero, también deberán formarse en educación (con estos padres no vale ser un padre de tipo medio), aprender a reorganizar su vida para que todo sea más llevadero, buscar apoyos familiares y sociales, aprender a no caer en el sentimiento de culpa y controlar su propio estrés.
P: ¿Por qué algunos padres también reciben apoyo psicológico?
Los padres con niños con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad suelen ser muy culpabilizados por la propia familia, el colegio y la sociedad, quienes frecuentemente les culpan de los desajustes de sus hijos.
R: Los padres de niños con TDAH tienen niños mucho más difíciles de educar que exigen una dedicación intensa durante más años y una formación mayor en psicología y educación.
Los padres viven realmente mayor estrés, especialmente las madres que en un tanto por ciento muy elevado sufren depresión o ansiedad.
Además, al ser un trastorno con un gran componente genético, algunos padres pueden tener también un perfil de TDAH que, aunque sea moderado y hayan conseguido una adaptación normal a la sociedad, hace que sea más difícil para ellos enfrentarse a la educación de sus hijos.
P: ¿Cómo debe ser la rutina de un niño que tiene TDAH? ¿Y la de los padres?
R: El niño con TDAH se beneficia de tener una rutina clara y constante. A veces suelen necesitar ajustarse a las rutinas propias de niños más pequeños. Y a los padres les favorece crear estas rutinas porque les ayuda a ellos mismos a estar más centrados. Además, el niño se siente más tranquilo, se comporta mejor, cuestiona menos lo que debe hacer y la vida familiar se hace menos estresante.
P: ¿Cuáles son las señales de alerta para que un niño reciba orientación educativa en el centro escolar?
R: Yo destacaría dos situaciones. Por una parte, cuando el niño o niña manifiesta un comportamiento o un rendimiento académico problemático que no responda fácilmente a las medidas educativas habituales. Por otra, cuando un niño/a tenga un comportamiento adaptado y un rendimiento suficiente, pero inferior a su capacidad a costa de una dedicación de horas y un apoyo desmedido en casa con gran desgaste emocional.
P: ¿De qué forma influyen las exigencias de la escuela (deberes, actividades extraescolares, aprendizaje de idiomas…) en el desarrollo del TDAH?
R: Los deberes son una verdadera pesadilla para los niños con TDAH. También son la fuente de mayor estrés y motivo de muchos síntomas de ansiedad en padres e hijos.
Una hora de deberes para un niño sin TDAH se convierte en 3 horas para un niño con TDAH porque está agotado, desmotivado y no tiene un profesional al lado (sino a su madre, normalmente). Si a las tareas habituales hay que añadir, los trabajos no terminados en clase y las tareas que necesita reforzar (normalmente, lectura, caligrafía o matemáticas…), los deberes se convierten en una pesadilla para el niño y su familia. Son un motivo de sanciones constantes: porque olvidó apuntarlos o traer el libro, porque no quiso hacerlos, los realizó mal o bien pero con mala presentación.
P: ¿Cuáles son las principales dificultades del aprendizaje de un niño con TDAH?
R: Hay que distinguir entre las dificultades de aprendizaje derivadas de los síntomas de TDAH, como podría ser la pérdida de información en las explicaciones en clase, no terminar tareas o exámenes por falta de tiempo, impulsividad en la realización de los problemas de matemáticas, errores por no atender a detalles en las tareas, mal rendimiento en los exámenes por no saber expresar de forma completa y ordenada lo que oralmente se saben a la perfección, etc.
Pero más de la mitad de los niños con TDAH tienen dificultades de aprendizaje tan intensas que justifican un diagnóstico específico de Trastorno del Aprendizaje (lo que antes se llamaba dislexia, discalculia, disortografía…). Todo niño de 8 años que se evalúe de TDAH debería ser evaluado para descartar trastornos específicos del aprendizaje, porque muchas veces quedan sin diagnóstico.